9 de octubre de 2025

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Cristina en el balcón, con la virgen de Luján

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«Olé olé, olé olá… cuánto les falta, para entender… que no fue magia, lo conduce una mujer». El canto de la gente reunida bajo el ya mítico balcón de San José 1111 aparece entre gritos que se repiten: «Gracias». «Te amamos». «Fuerza». En el día en el que se dictó la condena a los autores materiales más inmediatos del intento de magnicidio en su contra -y la absolución de uno de los imputados-, Cristina Kirchner recibe el apoyo de la gente que fue a saludarla, demostraciones de afecto que llevaban implícito el repudio a la actuación judicial. Sale al balcón a devolver ese cariño, saluda, dibuja corazones, les hace saber a los chicos alzados a upa que los está viendo, acompaña los cantos con la mano en alto. «Gracias, gracias», repite. Y muestra el regalo especial que recibió: una virgen de Luján que un grupo de jóvenes llevó a la peregrinación -a lo largo de sus 60 kilómetros y las dieciséis horas promedio que lleva completarla-, hizo bendecir y trajo para ella.

Fue Mayra Mendoza, quien tiene autorización judicial para visitar a la expresidenta, la encargada de subir a llevarle la imagen religiosa que los jóvenes trajeron. “En el día de una condena injusta por su atentando, la virgen que la cuidó ese día, la que peregrinó a Luján desde Quilmes, llegó a sus manos y está en San José 1111 con ella”, señaló la intendenta de Quilmes. 

Le contó a Página/12 que en el encuentro breve que mantuvieron se mostró preocupada por lo que está haciendo Caputo en Estados Unidos y por la situación en general del país. Pudo darle también una carta que algunos de los jóvenes prepararon para la expresidenta. La virgen quedó en una repisa, junto a otras que tiene en el departamento de Constitución la expresidenta, quien siempre se ha manifestado muy creyente y devota en particular de la virgen de Luján, y ha repetido que considera un milagro, una intersección de la virgen para protegerla, el modo fortuito en que se salvó de morir aquel día del atentado. 

La intendenta le mostró también un video que grabó abajo, un modo de acercar la palabra de esos jóvenes de distintas organizaciones de la juventud peronista (Peronismo Militante, La Cámpora). «Nosotros peregrinamos a Luján especialmente para pedir por Cristina, y no es la primera vez. Pedimos para que tenga fuerzas en este momento. Somos militantes y tenemos fe. La política es el mayor acto de fe«, le dicen a Página/12. La expresidenta les había enviado, a su vez, un rosario para que lleven y dejen en la basílica. 

El ágora de Constitución 

Lo que se escucha debajo del balcón de Cristina es una conversación constante, un ágora improvisada que discurre sobre política, economía, y en particular sobre el poder judicial. Muchos y muchas se conocen ya de otros «acampes» en este mismo lugar, en distintas ocasiones. «Cómo no vamos a estar bancando a Cristina esta y todas las veces, es lo menos que podemos hacer. Además hoy es el cumpleaños del Pocho, hacemos 2 x 1», dice Amanda, docente jubilada. Son muchos los que recuerdan que hoy Juan Domingo Perón cumpliría 130 años, y en un momento hasta le cantan el feliz cumpleaños al ritmo de la marchita.   

Un grupo de estudiantes de la cercana Facultad de Ciencias Sociales de la UBA hablan de la «condena injusta» del día y concluyen: «Nadie cree en la justicia en la Argentina. Y los jóvenes, menos. Es todo demasiado evidente y demasiado grotesco. Da asco«.  

En la esquina no hay semáforo y no se corta el tránsito, los autos pasan despacio a medida que la gente se va juntando en cada esquina; muchos tocan bocina y levantan los dedos en V. En el antiguo bar que queda enfrente a la casa de Cristina Kirchner, un televisor gigante transmite imágenes de la represión a la marcha de los jubilados, otra vez. 

«Lo que pasó hoy no deja de ser un principio, pero no puede ser lo que concluya todo esto. Dos jóvenes coptados por el odio fueron condenados. Y en el medio queda todo un entramado mafioso mediático y judicial, y un pacto de impunidad, con hechos muy burdos como la pérdida de la prueba del teléfono, o (Gerardo) Milman presentando un teléfono de modelo más nuevo. Acá hay garantes de la injusticia. Es indignante», reflexiona Mendoza. «Así como salió a la luz lo de Espert, yo estoy segura de que esto algún día se va a saber. Porque tarde o temprano la verdad, como la mierda, flota«. 

«Da vergüenza«, se escucha repetir en la esquina de San José 1111. «Se cortó ahí, con un loquito». «Escuché a Carrizo haciéndose la víctima por la radio». «¿Y de la carpintería y el vínculo con Caputo, nadie va a decir nada más?». Las conversaciones que van y vienen analizan lo que pasó y lo que no pasó, y piden que haya justicia.  

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