Cuando Alejandro Haim se graduó de ingeniero, la palabra “undimotriz” aún no formaba parte del vocabulario argentino. Esa energía, generada a partir de las olas del mar, no era siquiera explorada en el país, a pesar de que Argentina cuenta con un litoral marítimo que supera los 4.700 kilómetros de longitud y podría transformarse en una fuente limpia de cara a la transición energética. En 2011, Haim y su colega Mario Pellisero comenzaron a investigar el tema, desarrollaron pruebas e investigaciones. Casi una década y media después, el proyecto verá la luz en el Puerto de Mar del Plata: el objetivo es abastecer de energía eléctrica a la zona, aunque a futuro el plan es mucho más ambicioso.
¿Qué es la energía undimotriz?
La energía undimotriz es producida a partir de las ondas del mar, generada por la “fricción de los vientos en la superficie”, explica Haim. Esa fricción deforma la superficie y produce ondulaciones, que se transportan cientos de kilómetros. Gracias a un sistema de boyas y brazos, permite captar esa energía proveniente de las ondas del oleaje marino.
A comienzos de octubre, el gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció la construcción del primer dispositivo de energía undimotriz, que será instalado en la escollera marplatense, en el marco de una serie de acuerdos que firmó la Subsecretaría de Energía bonaerense con la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y el Foro Regional de Energía de Buenos Aires.
Según detallaron, las tareas serán financiadas por el Programa Provincial de Incentivos a la Generación de Energía Distribuida Renovable.
Haim dice a Página|12 que “el proyecto consiste en escalar el equipo que tenemos diseñado, fabricado y probado” y llevarlo para desarrollar pruebas en “condiciones reales”, o sea, instalado en el mar. “Es una boya que capta movimiento de oleaje, que a través de un brazo de palanca transmite el movimiento y se transforma en energía eléctrica. Se va a utilizar para medir la cantidad de energía generada y para iluminar la zona donde estará funcionando y parte de la escollera”, explica.
Pero la apuesta a futuro es que el proyecto sea mucho más amplio: la idea de Haim es poder desarrollar un gran parque de boyas de energía undimotriz que puedan producir suficiente energía para inyectar en la zona. Tiempo atrás, el ingeniero calculaba que con un parque de tres hectáreas en el mar se podría abastecer el consumo eléctrico de unos cinco mil hogares.
Energía sostenible, los desafíos de Argentina
La idea es diversificar la matriz energética, que en la canasta de las “renovables” está concentrada especialmente en la eólica, seguida por la solar, que está creciendo de forma sostenida en los últimos años.
Sin embargo, el desarrollo de las fuentes limpias aún es un desafío para el país, que debe alcanzar para fin de año la meta del 20 por ciento de consumo de energía eléctrica con fuentes renovables, previsto por la ley de Energías Renovables, sancionada en 2015. En el primer semestre de 2025, el promedio fue de 17,5 %.
Para Haim, hay varios desafíos por delante: por un lado, al ser la primera vez que Argentina instala este tipo de equipos en el mar, es clave conocer cómo lo acepta la comunidad, ya que “debe convivir con la gente que utiliza la escollera para turismo y va a pescar”. “Suponemos que tendrá un impacto positivo”, asegura.
“Otro desafío es que la tecnología funcione correctamente como se planificó en la teoría. Ahora hay que llevarlo a la práctica. Queremos que tenga la producción energética que esperamos y que a largo plazo tenga un costo competitivo frente a las demás energías”, explica.
En un futuro, Haim imagina la instalación de plantas offshore con muchos equipos captando energía de forma permanente.
El largo camino de las energías renovables
Haim y el equipo de la UTN – Regional Buenos Aires obtuvieron la patente en 2019. Entonces, dieron paso a una serie de pruebas en ambientes controlados donde replicaban las mismas condiciones del mar argentino.
Mientras tanto, él y su equipo —integrado por 20 ingenieros, entre docentes, estudiantes y graduados— comenzaron a buscar un sitio para instalar las boyas de acero. Todo el sistema pesan dos toneladas. Para eso, requerían un puerto de acceso sencillo para maniobrar los equipos, que flotan y están activos las 24 horas del día.
El primer país en darle desarrollo a la energía undimotriz fue Suecia, hace una década, cuando en 2015 instaló la planta más grande del mundo y la conectó a la red nacional, con un sistema que tiene más de 400 boyas marinas y un cable submarino de 10 kilómetros de extensión.
España, Reino Unido, Canadá, Australia, Portugal, Israel y Estados Unidos también tienen operaciones con energía undimotriz, con diversos métodos, sumergidos en la línea costera, sumergidos lejos de la costa o flotando. En el caso argentino, las boyas estarán conectadas a un cable submarino que trasladará la energía hasta la costa y allí se conectará con una subestación eléctrica.
Para Haim, el mar argentino tiene características ideales para darle un amplio desarrollo a esta energía que, a diferencia de la eólica y la solar, es más estable. “Es como una Vaca Muerta en el mar”, afirmó tiempo atrás, en referencia al yacimiento de 30.000 kilómetros cuadrados ubicado en la Patagonia, donde se encuentra la mayor reserva de petróleo del país y la segunda de gas no convencional del mundo.
“Desde el punto de vista energético, permitiría diversificar la matriz energética, porque si planteamos una transición a energías renovables no puede haber solo una o dos, como la eólica y la solar, que sin viento ni sol no tienen generación, al menos que se almacene, algo que es muy costoso”, afirma.
Según el ingeniero, en Tierra del Fuego las Islas Malvinas el oleaje es ideal, aunque en todo el mar argentino las condiciones son excepcionales, especialmente en aquellas regiones donde las olas superan el metro y medio.
No sólo podría suministrar con energía a barrios enteros, sino que además tendría un rol estratégico. Según Haim, podría abastecer con energía a radares y señales de comunicación para controlar la pesca ilegal y el control de los recursos naturales.
“Es un aporte a la soberanía marítima, permitiría ocupar nuestro mar y marcar territorio físico con equipamiento instalado, lo que permitiría no sólo tener energía eléctrica de plataformas de petróleo como las que tenemos en el sur, sino también producir hidrógeno verde offshore, que en un futuro puede ser un combustible importante para los barcos”, asegura Haim.
El futuro de las energías renovables en Argentina
Para el ingeniero, las energías renovables tienen un “futuro enorme”. “Tenemos el mejor viento en la Patagonia, uno de los mejores recursos solares en el norte. Y grandes aprovechamientos hidroeléctricos. Y en el mar tenemos uno de los mejores recursos del mundo. Argentina es muy completa y los costos de generación están bajando, son más competitivos con las (fuentes) convencionales.
Respecto de la undimotriz, Haim espera que el proyecto pueda avanzar con rapidez y firmeza en los próximos meses. “Luego se podría plantear en unos años la instalación de equipos offshore, alejados de la costa. Y más adelante, agregar equipos, con un parque offshore de energía undimotriz, alejado de la costa, que no interfiera con la actividad turística”, se entusiasma.
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