La deuda volvió al centro de la escena con un cruce público entre el ministro de Economía, Luis Caputo, y el economista Gustavo Marangoni. En una entrevista televisiva, el expresidente del Banco Provincia advirtió que el esquema oficial se sostiene con endeudamiento y calificó la estrategia como “suicida”. “Es un dólar barato, financiado por el endeudamiento y apertura comercial de una manera irresponsable. (…) Es suicida”, afirmó, al tiempo que cuestionó: “Porque tiene como ministro de Economía alguien que en su vida pisó una fábrica”.
Marangoni agregó que “cuando por segunda vez tenemos un ministro de Economía que vuelve a aplicar la política del endeudamiento sin preocuparse en la generación de dólares genuinos, la respuesta es esto que está pasando”. Sus declaraciones apuntaron a la creciente dependencia del crédito externo en medio de la campaña electoral.
Caputo no dejó pasar las críticas y respondió en la red social X con un tono desafiante: “¿Cuánto facturaste por ese comentario, Marangoni?”. En la misma publicación defendió la gestión con cifras: “Desde que asumimos bajamos 60.000 millones la deuda consolidada. Ustedes la subieron 314.000 millones”.
Sin embargo, los datos oficiales muestran un panorama que alimenta la controversia. Según el INDEC, en el segundo trimestre la deuda externa argentina alcanzó un récord de 305.043 millones de dólares, lo que implicó un incremento de 23.783 millones frente al trimestre anterior. La suba estuvo impulsada por la colocación de bonos del Tesoro y por desembolsos de organismos internacionales.
El ministro agregó: “Entiendo que te dediques a mentir, porque ya que hablás de fábricas, convengamos que vos de producir no vas a vivir nunca”.
El ida y vuelta continuó con la réplica de Marangoni, también por redes sociales: “¡Ay ministro! En lugar de agredir por las redes podría dedicarse a trabajar seriamente y evitar que nuestro país tenga que ser rescatado a cada rato por sus malas decisiones. ¿No le parece, campeón?”.
En paralelo, el riesgo país trepó a 1204 puntos básicos, más del doble de los 561 que se registraban en enero. Con ese nivel, el acceso a los mercados internacionales de crédito resulta inviable y refuerza la dependencia de las líneas oficiales de financiamiento.
El cruce entre Caputo y Marangoni reflejó en tiempo real la tensión de fondo: la deuda volvió a instalarse como tema central de la política económica y condiciona las decisiones que llegarán después de las elecciones.
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