3 de octubre de 2025

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Las fintech siguen en la pelea

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El Gobierno dejó fuera de juego a las billeteras virtuales en la venta del dólar oficial. Desde el mediodía del martes, plataformas como Mercado Pago y Cocos interrumpieron la operatoria para minoristas, mientras el Banco Central negó cambios normativos y ratificó que sólo bancos y casas de cambio pueden canalizar operaciones en el Mercado Libre de Cambios. La postal del día combinó pantallas bloqueadas, una frase que encendió las alarmas —“Nos pidieron apagar”— y un mensaje oficial que, sin nuevas reglas, confirmó que la operatoria de las fintech no está permitida.

El episodio comenzó con usuarios reportando trabas para comprar dólares en aplicaciones. Ariel Sbdar, CEO de Cocos, respondió en la red X con un “Nos pidieron apagar”, lo que anticipó el freno generalizado entre billeteras y empresas de inversión. Luego se supo que el corte obedeció a una instrucción a los bancos proveedores, mientras el Central reiteraba que las ALyC y las billeteras no integran el listado de entidades habilitadas para vender a personas humanas. La aclaración oficial sostuvo que no hay cambios normativos y que la compra y venta de moneda extranjera solo puede hacerse a través de entidades autorizadas.

Santiago Bausili, presidente del Banco Central, remarcó que “no hubo ninguna medida tomada hoy” y adjudicó lo ocurrido a “una interpretación errónea” de la normativa vigente. En su explicación, precisó que se detectó a entidades no autorizadas operando para personas humanas y que, por lo tanto, correspondía ordenar el cese de esa práctica. El mensaje buscó disipar la idea de un endurecimiento formal del cepo, pero en los hechos consolidó un cerrojo: si no se es banco o casa de cambio, no se vende.

La señal oficial reordena un mercado que había cambiado en los últimos meses. El 28 de julio, Mercado Pago habilitó en su aplicación la compra de dólares oficiales para usuarios minoristas, desplazando el protagonismo de su opción de dólar MEP y abriendo una competencia directa con los bancos por la clientela minorista. La función figuró en la pantalla principal y permitió fondear, transferir e incluso invertir en dólares dentro del ecosistema de la billetera. Esa sola billetera, con más de 25 millones de cuentas activas en Argentina acumulaba más del 30 por ciento del mercado minorista de compraventa de dólares.

En ese momento, la propia plataforma promocionó el servicio con una frase provocadora: “El Banco Central no lee las redes”. La consigna buscaba enfatizar que la operatoria estaba en marcha a la vista de todos, sin reparos regulatorios. Por eso, el comunicado oficial de esta semana funciona más como un recordatorio que como una novedad: la autoridad monetaria ahora insiste en que solo bancos y casas de cambio pueden vender dólares, pero la incompatibilidad de las billeteras con esa normativa ya estaba clara desde antes.

En el sector fintech leyeron la movida como un cambio “de hecho”, aunque el Central insista en que solo “aclaró” el alcance de reglas previas. La interpretación no es menor: si se tratara de una norma nueva, debería publicarse; si es una precisión, alcanza con un comunicado y órdenes a los bancos corresponsales que proveen la operatoria a terceros. El resultado práctico, de todas maneras, es el mismo: las billeteras ya no pueden ofrecer el dólar oficial a sus usuarios. Algunas migraron su front a la cotización financiera vía MEP, otras directamente retiraron la opción y se limitaron a informar que la compra de moneda extranjera solo está disponible en bancos o casas de cambio.

De esta manera se recalienta una discusión más amplia sobre quién captura las comisiones y la relación con los clientes en la economía digitalizada: durante dos meses, las billeteras avanzaron sobre un negocio históricamente bancario, y ahora la autoridad monetaria cerró esa puerta sin decretos, con un recordatorio de competencias. En paralelo, el Gobierno refuerza su control sobre las vías de acceso a divisas, un punto sensible en un contexto financiero volátil.

El episodio deja varias capas. En lo regulatorio, confirma que el perímetro del Mercado Libre de Cambios sigue acotado y que la desintermediación fintech tiene límites cuando toca la caja cambiaria. En lo político, el oficialismo evita el costo de anunciar un cepo más duro, pero valida un cierre operativo que ordena el canal minorista en manos de los bancos. En lo competitivo, la reconfiguración beneficia a las entidades que ya venían perdiendo terreno frente a aplicaciones con mayor capilaridad y usabilidad. Y en lo comunicacional, el contraste entre “no cambia nada” y “nos pidieron apagar” sintetiza la tensión entre el discurso de desregulación y los reflejos de control cuando la demanda de dólares escala.

Resta ver si habrá una vía formal para que las plataformas que cuentan con licencias de banco o de casa de cambio continúen ofreciendo el servicio dentro del marco permitido, algo que hoy ocurre solo para operadores que ya cuentan con esa habilitación. Mientras tanto, los usuarios que se habían acostumbrado a comprar desde el celular deberán volver a operar por el canal bancario o al circuito financiero regulado para el MEP. El Central, por su parte, consiguió lo que buscaba: cortar una avenida de acceso a divisas fuera del radar tradicional, sin mover una coma del texto normativo.

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