En julio, el ratio de irregularidad del crédito al sector privado se ubicó en 3,2 por ciento, tres décimas más que el mes anterior, según el último informe de bancos publicado por el Banco Central. El deterioro se concentró en los préstamos a las familias, donde la mora alcanzó 5,6 por ciento, mientras que entre las empresas se mantuvo en un nivel acotado, de 1,2 por ciento. Estos números reflejan la situación del sistema financiero al cierre de julio y, por lo tanto, no recogen todavía el impacto de la escalada de tasas de interés, la devaluación del peso y la incertidumbre política que se desplegaron desde agosto, factores que previsiblemente ejercerán presión sobre los próximos registros.
El informe muestra que la intermediación financiera mantuvo dinamismo en el mes. El crédito al sector privado en pesos creció 1,3 por ciento, con subas en líneas de garantía real y en préstamos al consumo, mientras que las asistencias comerciales retrocedieron. En moneda extranjera el incremento fue de 5,8 por ciento respecto de junio, con impulso de los bancos privados. En la comparación interanual, el financiamiento en pesos avanzó 65 por ciento y en dólares 146 por ciento. El total de préstamos al sector privado aumentó 4,3 por ciento real en julio, con alzas tanto para empresas como para familias. En julio se incorporaron más de 4200 nuevos deudores hipotecarios, un aumento de 6,5 por ciento frente al mes anterior. En el último año los nuevos tomadores sumaron cerca de 34 mil, con fuerte participación de bancos públicos.
Los depósitos en pesos del sector privado bajaron 2,5 por ciento real en julio, por factores estacionales. Las cuentas a la vista sin remuneración retrocedieron 8,8 por ciento, mientras que los depósitos a plazo avanzaron 0,7 y las cuentas a la vista remuneradas subieron 4,4 por ciento. En términos interanuales, los depósitos en pesos crecieron 17,4 por ciento real, con un mayor peso de los plazos fijos. En paralelo, los depósitos en moneda extranjera aumentaron 5,4 por ciento en el mes y acumularon una suba de 74,9 por ciento en el año. En total, los depósitos del sistema aumentaron 2,9 por ciento real respecto de junio y 28,5 por ciento frente a julio de 2024.
En los balances bancarios se amplió la participación del crédito al sector privado, que alcanzó 43 por ciento del activo total, mientras que la exposición al sector público bajó a 28,5 por ciento.
El capítulo de liquidez mostró señales mixtas. El indicador en pesos que mide exclusivamente disponibilidades trepó a 14,9 por ciento de los depósitos, casi dos puntos más que en junio. En cambio, el ratio amplio de liquidez en moneda local retrocedió a 43,5 por ciento, en parte por el vencimiento de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI). La liquidez en moneda extranjera también bajó, hasta 59,1 por ciento de los depósitos en esa denominación.
En materia de solvencia, los bancos continúan mostrando indicadores elevados, aunque algo más bajos que en meses previos. La integración de capital regulatorio se ubicó en 26,9 por ciento de los activos ponderados por riesgo, con leve baja respecto a junio. Medido contra el saldo de crédito al sector privado neto de previsiones, el capital representó 47,6 por ciento, por encima del promedio de los últimos diez años. La posición de capital, es decir el excedente sobre la exigencia normativa, fue de 232 por ciento, todavía holgada pero en retroceso.
La rentabilidad también se redujo. El resultado integral acumulado a julio fue equivalente a 1 por ciento del activo y a 4,2 por ciento del patrimonio neto, por debajo de un año atrás. El Central explicó que la merma obedeció a menores resultados financieros y por primas de pases, compensados parcialmente por menores gastos de administración e impositivos.
En medios de pago electrónicos se verificó un avance sostenido. Las transferencias inmediatas crecieron 8,7 por ciento interanual en montos reales y 14,3 por ciento en cantidades. Se destacó el dinamismo de las operaciones con cuentas virtuales (CVU), tanto entre sí como en transferencias cruzadas con cuentas bancarias (CBU). Los pagos vía QR aumentaron más de 50 por ciento en montos y representaron 1,7 por ciento del producto bruto interno. Los cheques compensados también crecieron en cantidad y monto.
El sistema financiero en julio mostró, de esta manera, expansión del crédito, caída de depósitos en pesos y suba en dólares, con solvencia pero con rentabilidad en baja. El dato más preocupante fue el incremento de la morosidad, sobre todo en familias, en un contexto que aún no refleja el impacto de la devaluación y la suba de tasas posteriores a julio. Los próximos informes podrían mostrar un deterioro mayor en la capacidad de pago y nuevos desafíos para la estabilidad del sistema.
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