Clausuraron una boda por exceso de fieles

Clausuraron una boda por exceso de fieles

Personal policial hizo un singular procedimiento ayer, cerca del mediodía, en la parroquia católica local, ubicada a solo 100 metros de la comisaría. Allí constataron que el sacerdote Jorge Luis Hidalgo, acompañado por su colega, Carlos Musa, párroco de Alpachiri, estaba presidiendo una ceremonia de casamiento con la presencia de una veintena de familiares y amigos, entre ellos algunos menores, en clara infracción de las medidas de restricción impuestas por la pandemia. Para «despistar», los «invitados» estacionaron lejos y fueron caminando al templo.
Como resultado, todos -incluidos los dos curas- fueron encausados por agredir los artículos 205 y 239 del Código Penal, y, además la iglesia fue clausurada.
Si no fuera por la dramática situación a la que nos expone esta pandemia, y las connotaciones que tiene éste tipo de actitudes, podríamos afirmar que se trata de una desopilante historia como para basamentar un verdadero guión literario, teatral o cinematográfico.

Infractores.
Poco después de las 11 de ayer, vecinos de la iglesia católica San Juan Bosco, en pleno centro de 25 de Mayo, observaron la presencia de varias personas rigurosamente trajeadas, vestidas de fiesta. También vieron con cierta intriga que la mayoría estacionaba lejos de la capilla y llegaba caminando al templo. Tan rara les resultó esa actitud que avisaron a la Policía y también a altos funcionarios municipales.
Uno de los que recibió al menos una llamada fue el mismísimo jefe de la Unidad Regional IV, el comisario mayor Alberto Fix. «Sí, recibí una llamada anónima y le pasé la información al comisario -Juan José- Martiní (el jefe de la Comisaría Departamental) para que haga una presencia», le contó a LA ARENA.
Cuando varios efectivos policiales llegaron al lugar, abrieron la puerta y se encontraron con que el ceremonial religioso estaba en pleno proceso. Por supuesto que todos advirtieron la presencia de los agentes y hubo gestos de preocupación, porque nadie podía desconocer que estaban en infracción a las medidas de la cuarentena.
Hubo sorpresa y preocupación en la pareja contrayente, el cura y los demás feligreses, pero el personal optó por permitir que el sacramento del matrimonio se concretara. «Decidimos esperar afuera que terminara el acto y luego se procedió a la identificación y notificación de todas las personas, incluidos los dos sacerdotes», indicó Fix.

Todos encausados.
El jefe de la Regional dio detalles del procedimiento. «Nadie fue conducido a la dependencia policial. Las actuaciones se hicieron en el lugar porque tenemos impresa la documentación necesaria para iniciar una causa, en éste caso por violación al artículo 205 del CP. Luego fueron todos notificados a disposición de la Justicia», añadió.
«También nos acompañó el responsable del área provincial de Relaciones Laborales en 25 de Mayo, Lucas Baudino, quien realizó un acta contravencional y clausuró el lugar», reveló.
El alto funcionario policial se mostró sorprendido. «Realmente es algo insólito, el padre Hidalgo tiene pleno conocimiento sobre las medidas dispuestas por el gobernador Sergio Ziliotto. Especialmente para los cultos, donde se puede dar misa y llevar adelante los actos sacramentales pero con solo diez personas, incluido el sacerdote. Es más, ayer -por el viernes- fue a la Regional a hablar conmigo para coordinar la llegada de otro sacerdote (Carlos Musa), que vive en otro pueblo, para dar una misa en Puelén, y nunca me mencionó nada de ese casamiento», reveló Fix.
En cuanto a que la actitud de engaño u ocultamiento en que habrían incurrido los «invitados» de estacionar lejos y llegar caminando para ocultar la aglomeración indebida de personas, Fix se excusó. «Puede ser, no me consta, pero frente a la iglesia solo habían estacionados dos o tres autos», señaló.

«Una irresponsabilidad».
Otra de las apreciaciones del jefe policial tiene que ver con la falta de responsabilidad puesta en manifiesto por los actores de ésta situación.
«Es lamentable esta actitud de desaprensión hacia la comunidad de estos vecinos y el sacerdote. Estamos luchando a brazo partido con el flagelo del Covid-19, en especial aunando esfuerzos y poniendo todo lo que ponemos. Más aún en estas últimas semanas en la que se confirmaron 28 casos, con la posibilidad que el virus ande circulando. Imagínense si gente con la responsabilidad que tienen dentro de la comunidad actúa así, que podemos esperar», se quejó amargamente Fix.

Otra del cura «admirador» de Videla.
En enero de 2019, el sacerdote Jorge Luis Hidalgo reemplazó a su par Luis Murri quien fue expulsado por el obispo Raúl Martín. Ambos sacerdotes, que fueron trasladados juntos a esa localidad el año pasado, comulgan ideas «ortodoxas» con las que confrontan con la visión de «nuevo orden» que pretende impulsar el prelado en consonancia con las propuestas de «modernidad» del Papa Francisco. En 2012, el cura reivindicó al dictador Jorge Rafael Videla y fue repudiado por gran parte de la sociedad pampeana, incluido el entonces obispo Mario Poli.
El sacerdote, de 38 años, es nativo de Ingeniero Luiggi y cursó su carrera sacerdotal en el Seminario San Miguel Arcángel de «El Volcán», San Luis. Ordenado sacerdote en 2009, Luego de distintos destinos como sacerdote, fue nombrado, desde el 6 de mayo de 2017, vicario parroquial en la parroquia veinticinqueña. Desde la partida de Murri, Hidalgo oficia de párroco.
Una de las parroquias donde prestó su servicio ministerial fue la capilla Medalla Milagrosa del barrio Butaló, Santa Rosa. Estando en esos menesteres el cura festejó el cumpleaños del genocida Jorge Rafael Videla mediante un mensaje en la cuenta de Facebook «Rafael Videla Forever». Allí escribió: «no fueron 30 mil ni fueron inocentes, feliz cumpleaños General. Un soldado nunca pide perdón por haber salvado a su patria de la dictadura comunista».
Su misiva pública fue duramente repudiada por gran parte de la sociedad pampeana, entre ellos el mismísimo obispo Mario Poli. El entonces titular de la Diócesis de La Pampa señaló que fue «un grave daño a la Iglesia» y calificó el episodio de «insoportable escándalo para la sociedad». Al tiempo que deslindó responsabilidades asegurando que sus expresiones «son ajenas a nosotros y a nuestro oficio de amar, y nos causó un profundo pesar».

Escrache.
Días después un grupo aproximado de 40 personas, en su mayoría jóvenes, «escrachó» al cura procesista Jorge Luis Hidalgo mientras daba la misa en la capilla del barrio Butaló. Algunos manifestantes, con el bigote pintado (en simbología a la personalidad de Adolf Hitler) entraron a la parroquia, escucharon el oficio religioso, comulgaron y saludaron al sacerdote con la mano derecha levantada, en alusión al saludo nazi. Por su parte, el resto de los «escrachadores» se quedó afuera, frente a la capilla, pegando carteles sobre las columnas y las paredes con fotos de desaparecidos en la última dictadura militar argentina.