El viernes, un público expectante llenó la sala del Auditorio Nacional del Palacio Libertad para disfrutar de una función musical de «Navidades del mundo», un programa que reunió a tres elencos de la Dirección Nacional de Elencos Estables: el Coro Polifónico Nacional (CPN), el Coro Nacional de Niños y la Escuela de Formación Nacional en Danza, para niños y adolescentes. Los dos últimos eran invitados.
«Un especial de fin de año con la música que ilumina al mundo cada diciembre», fue la frase con la que durante los días previos el Palacio Libertad comunicó la invitación gratuita a todo público. La gala navideña empezó a las ocho de la noche y transcurrió de buena manera, como si se tratara de un evento más de todos los que habitualmente se realizan en el edificio. Sin embargo, no lo fue.
Una vez finalizada la presentación, los miembros de los elencos volvieron a sus camarines. Sacando a los músicos del Polifónico, los otros grupos estaban conformados por integrantes menores de edad.
En uno de los camarines, un grupo de chicas preadolescentes -menores de 14 años y miembros de la Escuela de Formación Nacional en Danza- se cambiaba cuando una de las madres advirtió que alguien estaba registrando el momento íntimo con su celular.
A la madre se sumó un profesor, y después las mismas chicas que habían sido espiadas y grabadas. A los gritos, todos increparon al hombre que se había metido al vestuario para que mostrara el contenido de su celular.
«Incidente de seguridad en el sector de camarines», fue el mensaje de alerta que recibió el personal de seguridad del edificio, que rápidamente llegó al vestuario indicado, lo apartó y le pidió que entregara el teléfono.
En segundos, el hombre vio una ventana abierta y se tiró delante de padres y autoridades. Estaban en el segundo piso. Una ambulancia del SAME lo trasladó, bajo custodia policial, a un hospital con heridas graves pero aún consciente. Finalmente, murió el sábado por la mañana.
A través de fuentes del caso Clarín pudo saber la identidad del hombre: se llamaba José Antonio Fernández, se desempeñaba como técnico en archivo musical del Coro Polifónico Nacional, es decir, era empleado de Elencos Estables de Nación.
Tenía 37 años y tenía domicilio en Lllavallol, Lomas de Zamora. Hay registros de 2018 que dan cuenta de que ya formaba parte del Coro.
Fuentes de la investigación aclaran a este diario que los testimonios de las personas que estaban presentes y las cámaras de seguridad respaldan la sucesión de hechos. Rápidamente luego del episodio las bailarinas fueron asistidas y todas se encuentran fuera de peligro.
La Escuela de Formación Nacional en Danza es dependiente de la Dirección Nacional de Elencos Estables y se la presenta como «un espacio de formación destinado a la niñez y adolescencia, que brinda la posibilidad de tener un acercamiento a la danza y un inicio al movimiento y la expresión».
Clarín intentó ponerse en contacto con Margarita Fernández, directora de esta institución, pero hasta el cierre de la nota no recibió respuesta.
La Fiscalía en lo Criminal y Correccional N° 60, a cargo de la fiscal Cecilia Incardona, está investigando este caso, y aunque no se podrá avanzar con ninguna imputación el celular del empleado fue secuestrado para peritajes y se pidió la declaración de los padres denunciantes.
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