Dos hombres y una mujer quedaron detenidos bajo prisión preventiva por secuestrar a una adolescente de 16 años (identificada como J) y forzarla a prostituirse en una vivienda de la ciudad de Santa Fe, en Piedrabuena al 6400. Los imputados fueron identificados como RL, de 19 años y novio de la víctima; la madre del joven conocida como AML de 48 años; y la pareja de la acusada, un hombre de 37 años cuyas iniciales son OIC. La fiscal Vivian Galeano solicitó la prisión preventiva y el juez Leandro Lazzarini acató el pedido, desechando diferentes medidas cautelares presentadas por los abogados de los acusados. El hecho denunciado ocurrió hasta septiembre de este año en un domicilio del barrio santafesino de Estanislao López. En ese lugar la víctima, de solo 16 años, había sido encerrada hacía 5 años y, producto de los abusos, había tenido un bebé que actualmente tiene 11 meses.
Sobre este caso la funcionaria judicial detalló que J «fue atacada físicamente y abusada sexualmente por su pareja durante años bajo amenazas de muerte». Galeano también señaló que RL y AML «la obligaban a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento con personas que ellos convocaban» y cobraban el dinero de su prostitución. Por último, responsabilizó a OIC por ejercer violencia de género y abusos sexuales contra la víctima, aprovechándose de una desigual convivencia bajo el mismo techo.
Frente a estos hechos la investigación fue realizada por la Comisaría de la Mujer y un juez de la Investigación Penal Preparatoria formuló cargos contra los tres acusados por la fiscal Galeano. A RL, el joven de 19 años, lo consideraron como autor de la privación ilegítima de la libertad agravada por haber sido cometida con violencia y amenazas y por durar más de un mes y violación contra una persona menor de edad. Además, RL y AML fueron imputados por promoción y facilitación de la prostitución agravadas por la convivencia, la situación de vulnerabilidad, violencia y amenazas y la coautoría de prostitución agravada. Por último, OIC también fue acusado por presunto abuso sexual con acceso carnal calificado y la coautoría de corrupción de menores.
El principio del fin
La adolescente J logró escaparse porque su captor, RL, «dejó la puerta abierta». En anteriores ocasiones similares la adolescente solo atinó a dejar el lugar donde era explotada sexualmente para irse a dormir a la calle junto a su bebé, sin tener otro lugar a donde ir. De todas formas, RL siempre la encontraba y ella no atinaba a escapar por las amenazas de muerte que caían sobre su persona y su hijo, pero esta vez fue diferente dado que RL había golpeado en la panza a su hijo y eso lo dejó agitado.
Al huir en esta ocasión la joven se acercó a dos hermanas que esperaban un colectivo en una parada y les pidió «si podíamos pagarle un boleto», en palabras de quienes acudieron en su ayuda. Ambas mujeres describieron que la víctima estaba en estado «de total vulnerabilidad y shockeada». Por este motivo decidieron actuar, la contuvieron en su domicilio, le dieron de comer y la higienizaron junto a su bebé.
En ese contexto la víctima contó lo que había sufrido en los últimos años, que incluía abusos psicológicos, verbales y golpes que también padecía el bebé, al que quemaron con un cigarrillo y con un espiral. Finalmente su hijo fue diagnosticado por el personal médico con dificultad respiratoria. También les confió a sus salvadoras que RL y AML no solo la exponían a continuas violaciones, si no que estaban implicados en la venta de drogas.
Tras la denuncia realizadas por las hermanas, que destacaron que la víctima estaba «siempre protegiendo a su bebé» y que reconocieron que les dio «tristeza y bronca por lo que uno aguanta porque no tiene a dónde ir», la causa llegó a la fiscal Vivian Galeano. La representante del Ministerio Público Fiscal ordenó que el caso sea investigado por la Comisaría de la Mujer y pidió la detención de la familia secuestradora, objetivo recientemente cumplido.
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