Sándor Kocsis, el goleador implacable que lloró por culpa de unos malditos palos cuadrados

Sándor Kocsis, el goleador implacable  que lloró por culpa de unos malditos palos cuadrados
Fue el Botín de Oro del Mundial de 1954, crack del estupendo ciclo húngaro de aquellos días, figura del Barcelona y víctima de un estadio que le jugó la peor de las pasadas por partida doble. A los 49 años, ya retirado, se suicidó en plena lucha contra el cáncer.